A la pandemia del COVID le seguirá otra nueva pandemia, una pandemia laboral. La estrategia ideal para superar esta nueva crisis laboral de una forma sostenible sería apostar por un plan de capacitación y de reskilling dentro y fuera de las empresas. Un Plan que sería importante comenzar de inmediato. No esperemos, adelantémonos.
Cómo estamos viendo a diario vivimos en un mundo de sabios en adivinar y quejarse de lo que no hicimos en el pasado, pero faltan estadistas y estrategas que apuesten por preparar e invertir en el futuro.
La apuesta por el talento, por el aprendizaje, es la nueva moneda de cambio de la competitividad, productividad y bienestar en nuestras empresas, administraciones públicas y en nuestra sociedad.
La crisis de desempleo: una “bomba social”
La próxima crisis de desempleo, que el FMI o Banco de España ya han situado en el 21% de paro, tendrá patrones similares a la anterior crisis que todavía no habíamos superado completamente.
Nuestro tejido productivo y su especialización en servicios de bajo valor añadido (construcción, turismo, ocio,…) soportará mal la nueva crisis y afectará a profesionales mayoritariamente de bajos salarios, baja formación y productividad.
Los servicios y las industrias de más alto valor añadido y con más innovación serán los salvavidas del empleo que a su vez son los que tienen mayores salarios, productividad.
Son estos sectores y servicios por los que deberíamos apostar ya que generan calidad de empleo y permiten financiar el estado de bienestar que todos queremos.
Pero nuestra fuerza laboral y nuestras empresas tienen importantes brechas de talento, que les dificultan ser competitivos en las nuevas actividades de más valor añadido dónde se debería crear más empleo.
No aprendimos mucho de la anterior crisis, por lo que llueve sobre mojado. En España no se hizo el suficiente esfuerzo para formar a las personas para que fueran empleables en la nueva economía. Casi nadie hizo los deberes ni nuestros gobiernos, ni nuestras Administraciones Públicas ni, en general, nuestras empresas. ¿Lo volveremos a repetir?
Tormenta perfecta: COVID y aceleración de la digitalización
Esta crisis está haciendo algo que parecía imposible: acelerar aún más la digitalización de nuestra sociedad. Las nuevas formas de trabajo y nuevas formas de vida más digitales que en este experimento social que es la pandemia estamos implantando se quedarán para siempre. Según el reciente estudio de “Flexibility at Work” de Randstad la tecnologia modificará el 30% del empleo tras el confinamiento.
La denominada Industria 4.0. es un fenómeno que en lugar de amortiguarse por la crisis se incrementa. Sus efectos más negativos sobre el empleo: impacto de la automatización por la presión por la necesidad de nuevos skills, especialmente tecnológicos, se están incrementado aún más. Algo que nos sitúa en una posición difícil.
Si el Informe de Linkedin Learning bautizaba el 2019 cómo el año de la brecha de las habilidades (con un aumento del 32%). El desajuste laboral en los próximos años puede ser dramático.
Los trabajadores españoles se sitúan a la cola de Europa tanto en formación continua cómo en capacidades digitales. Según Eurostat, en un informe reciente se señala que un 40% de los parados no tienen ninguna habilidad informática y sólo el 22% de las empresas españolas formaron en nuevas tecnologías a sus empleados
Pero las organizaciones están obligadas apostar por programas de transformación digital: lo hará el 99% según datos del reciente informe de Talent Trends de Mercer. Y un 98% rediseñará las organizaciones tras el COVID, donde una vez más se indica que para asumir estos retos se debería priorizar el Reskilling.
Hacer frente a todas estas tendencias exige priorizar el aprendizaje y el reskilling, potenciar el talento de nuestro capital humano para la nueva economía de más valor añadido. Algo que están entendiendo mejor las sociedades asiáticas.
La dificultad del Reskilling o de pensar el futuro
Decir que el talento de las personas de una organización o de un país determinará su productividad o su competitividad es una obviedad.
Decir que las organizaciones y nuestras instituciones deberían apostar por que la brecha de talento entre lo que se necesita y se va a necesitar se mínima es una obviedad.
Decir que para ello es necesario determinar o mapear que skills son necesarios y hacer itinerarios de capacitación rápidos, flexibles y adecuados para superar esta brecha, para muchos, también es una obviedad.
Pero, todos sospechamos que estos procesos de capacitación y Reskilling, ni en la mayoría de nuestras organizaciones empresariales o públicas, ni por parte de nuestro gobierno, se harán.
Somos buenos adivinado el pasado y quejándonos de lo mal que lo hicimos, malos aprendiendo de él y nefastos planificando.
Desear que en esta fase de “Reconstrucción” por parte de los gobiernos se incluya Planes Nacionales Capacitación y Reskilling dónde además de tecnologías y otras habilidades se cree una cultura del aprendizaje continuo con las instituciones educativas y nuestras organizaciones empresariales privadas y públicas apostando de verdad por ello, significaría que aprendimos algo de la última crisis.
Pero por alguna razón desconocida para gobiernos e instituciones, en general, más allá de los discursos grandilocuentes y bienintencionados el Capital Humano es siempre el gran olvidado. Equivocarse puedes estar permitido siempre que aprendemos y no nos olvidemos del pasado.